12 de noviembre de 2010

PERSONAJE: Sylvia Shaw Arrivillaga


Es una mujer guatemalteca que forma parte del Programa Permanente de Cultura de Paz de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH). Desde hace varios años participa de forma dinámica y comprometida en el Comité 17 de octubre.

¿Por qué está la PDH en el Comité 17 de octubre?
Silvia: Respondiendo al mandato de la PDH en el que la pobreza resulta central, en tanto es un impedimento para el desarrollo integral de los pueblos, dado que la pobreza hace vulnerable a los grupos sociales, la presencia y participación de la PDH se hace obligatoria, tomando en cuenta que, tal y como lo anunciara el Padre Wresinski: Allí donde haya hombres condenados a vivir en la pobreza, los derechos humanos son violados y es obligación de todos trabajar para erradicarlos.

¿Qué análisis se hace desde la PDH (o desde “Cultura de paz”) sobre la importancia de este día?
Silvia: Conmemorar es recordar y por lo tanto, no olvidarnos que la pobreza todavía existe en este país y en muchos otros. Es una forma de manifestar el compromiso que todos tenemos; apostar a la consolidación de ciertas fechas permite ir generando una visión consensuada.

¿Qué ha sido lo más importante para ti este 17 de octubre?
Silvia: Lo más importante para mí fue la lección de vida que recibí por parte de estas familias que me recordaron la importancia de ser más humanos y sensibles. Por medio de sus testimonios nos muestran una realidad que muchas veces no queremos ver. Que la vida es más profunda y la importancia de valorar los muchos privilegios que tenemos. Así mismo, el tener la oportunidad de poder aportar desde mi espacio de trabajo para que este día, las familias tengan la oportunidad de ser visibilizados, oídos, dignificados, me hace congruente con mis principios, además de honrarme y llenarme de mucha satisfacción.

¿Qué dirías a otras instituciones para animarles a involucrarse en este día?
Silvia: Manifestarles la satisfacción de poder romper esa cadena de ignominia y que como seres humanos privilegiados que somos, acercarnos a los más desposeídos y que mientras más nos sumemos a esta lucha, más pronto erradicaremos la pobreza y en la medida que sea erradicada, creceremos como nación. Es unirse para luchar no sólo contra la pobreza, sino que también contra el rechazo, la ignominia, la discriminación y la falta de oportunidades de la gente que vive en extrema pobreza.

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