12 de noviembre de 2010

Cuarto Mundo en el Mundo: España

El 17 de octubre de este año 2010, en un momento de debilidad, el Movimiento ATD Cuarto Mundo en Madrid, ha salido a la calle para escuchar los testimonios de aquellas personas y familias del cuarto mundo que sufren la falta de aplicación del derecho a la vivienda. Y escuchando hemos recuperado las fuerzas.

Nos hemos reunido en un pequeño parque, en colaboración con la parroquia de San Carlos Borromeo, bien conocida por su clara posición al lado de los humildes y marginados, representada por sus curas y sus gentes y en colaboración, también, con el Parlamento Europeo y la Comisión Europea representados por dos parlamentarios y por los responsables de las delegaciones en España del Parlamento y la Comisión y otras personas.

Hemos escuchado varios testimonios de personas que viven en la calle o en poblados marginales o que han sido expulsados de sus casas y, como dice Hontanares (aliada de muchos años en Madrid) en su evaluación y como pedía el mensaje de la Delegación General, de una manera muy espontánea se ha roto el silencio, la mordaza, que normalmente mantiene callados a los que tanto tienen que decir y enseñar sobre la vida, la rabia, las ilusiones y las iniciativas de los habitantes del cuarto mundo.

Habrá quien sepa decirlo con un lenguaje más preciso o más refinado; pero lo que hemos oído son verdades en estado puro, sin elaboraciones ni formalidades.

Estos testimonios nos han conmovido y nos impulsan a intentar trabajar en el tema de la vivienda, para conseguir que se siga rompiendo el silencio, y para que el clamor se haga escuchar en los lugares donde deben tomarse las decisiones que son necesarias.

El 17 de octubre nos ha inyectado una nueva dosis de energía, que nos empuja a seguir peleando por la aplicación sin excepciones de los derechos humanos.

PERSONAJE: Sylvia Shaw Arrivillaga


Es una mujer guatemalteca que forma parte del Programa Permanente de Cultura de Paz de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH). Desde hace varios años participa de forma dinámica y comprometida en el Comité 17 de octubre.

¿Por qué está la PDH en el Comité 17 de octubre?
Silvia: Respondiendo al mandato de la PDH en el que la pobreza resulta central, en tanto es un impedimento para el desarrollo integral de los pueblos, dado que la pobreza hace vulnerable a los grupos sociales, la presencia y participación de la PDH se hace obligatoria, tomando en cuenta que, tal y como lo anunciara el Padre Wresinski: Allí donde haya hombres condenados a vivir en la pobreza, los derechos humanos son violados y es obligación de todos trabajar para erradicarlos.

¿Qué análisis se hace desde la PDH (o desde “Cultura de paz”) sobre la importancia de este día?
Silvia: Conmemorar es recordar y por lo tanto, no olvidarnos que la pobreza todavía existe en este país y en muchos otros. Es una forma de manifestar el compromiso que todos tenemos; apostar a la consolidación de ciertas fechas permite ir generando una visión consensuada.

¿Qué ha sido lo más importante para ti este 17 de octubre?
Silvia: Lo más importante para mí fue la lección de vida que recibí por parte de estas familias que me recordaron la importancia de ser más humanos y sensibles. Por medio de sus testimonios nos muestran una realidad que muchas veces no queremos ver. Que la vida es más profunda y la importancia de valorar los muchos privilegios que tenemos. Así mismo, el tener la oportunidad de poder aportar desde mi espacio de trabajo para que este día, las familias tengan la oportunidad de ser visibilizados, oídos, dignificados, me hace congruente con mis principios, además de honrarme y llenarme de mucha satisfacción.

¿Qué dirías a otras instituciones para animarles a involucrarse en este día?
Silvia: Manifestarles la satisfacción de poder romper esa cadena de ignominia y que como seres humanos privilegiados que somos, acercarnos a los más desposeídos y que mientras más nos sumemos a esta lucha, más pronto erradicaremos la pobreza y en la medida que sea erradicada, creceremos como nación. Es unirse para luchar no sólo contra la pobreza, sino que también contra el rechazo, la ignominia, la discriminación y la falta de oportunidades de la gente que vive en extrema pobreza.